domingo, 8 de diciembre de 2024

¿Nos hemos visto antes?

El otro día, viendo la película Your Name, me dio por pensar sobre lo recurrente que es el tema de las amnesias en el mundo del cine.

La memoria, la función cognitiva por excelencia, ha suscitado un gran interés desde los tiempos de Aristóteles, San Agustín, Descartes, Locke, Wundt... hasta nuestra ciencia contemporánea, y seguimos intentando encontrar consenso en un modelo teórico integrativo que nos permita entender cómo funciona realmente, ni que sea, a nivel de proceso (esto es, desde un enfoque puramente cognitivo, ya sin entrar en delimitar los sustratos neurales para cada uno de sus múltiples aspectos).

Para Aristóteles, la memoria es cosa “de lo que ya ha pasado”. Propuso el concepto de reminiscencia, un proceso donde se vuelve a construir, desde el hoy, algo que se encuentra alojado en el ayer, y que requiere esfuerzo y asociación de ideas, pues sería un proceso reconstructivo. 

San Agustín, desde su perspectiva medieval, nos hablaba de una "facultad del alma" que contiene todos los datos ordinarios de la experiencia incluyendo la matriz epistemológica de todo conocimiento.

Más adelante, la visión cartesiana, inspirada por los filósofos escolásticos y los anatomistas renacentistas, impuso una explicación "fisiológica" para la memoria, pero sin llegar a abandonar su visión dualista sobre la mente y el cuerpo (en la cual nace el nombre de este blog, por cierto), ya que la memoria se convertía en algo separado del cuerpo (de lo físico) en el último paso del proceso (y a esto lo llamaba "el espíritu abandonando la glándula").


René Descartes (1596-1650 d.C.).


En los últimos años, la comunidad científica ha concentrado esfuerzos en el estudio de la memoria en el contexto de enfermedades cerebrales y daño cerebral adquirido, olvidando en parte su dimensión psiquiátrica. De todas formas, tanto las amnesias de origen orgánico, las cuales aparecen en contexto de una enfermedad o daño cerebral, como aquellas consideradas psicógenas o funcionales (que tienen origen en problemas del funcionamiento de la mente), quizá se puedan explicar en un futuro por los mismos mecanismos subyacentes a nivel neurofisiológico, si bien difieran primariamente en su etiología u origen (la causa).


Histopatología de la enfermedad de Alzheimer en el área CA3 del hipocampo: placa amiloide (arriba a la derecha), ovillos neurofibrilares (abajo a la izquierda) y degeneración granulovacuolar (abajo al centro).


Al final, todo se trata de redes cerebrales, que a su vez forman sistemas funcionales interdependientes que interaccionan y sustentan las funciones cognitivas, en este caso la memoria. La idea sería que el funcionamiento adecuado de dichas redes puede llegar a disrumpirse tanto por motivos orgánicos (daño en el tejido cerebral) como por motivos psicológicos, y no olvidemos que estos últimos a su vez, dada la relación bidireccional entre mente y cerebro, pueden producir también cambios en la bioquímica cerebral (el estrés psicológico dispara el cortisol, que es tóxico para el hipocampo...). Esto podría explicarse con la siguiente analogía: podemos ser incapaces de llegar en coche del punto A al punto B por diferentes motivos, bien porque la carretera que unía ambos puntos ha sido cortada (causa estructural) o simplemente porque nos hemos equivocado de camino al estar distraídos hablando con el copiloto (causa funcional).

Por otra parte, recordemos que la memoria (hablo en todo momento de la memoria explícita/declarativa episódica) es una función compleja que se sirve en primer lugar de otras funciones más básicas o de menor nivel, por lo que la función mnésica podría resultar alterada en última instancia si cualquier subsistema del cual dependa se ve comprometido (como por ejemplo, la atención necesaria para atender a los estímulos). La motivación, el interés y el esfuerzo aplicado durante la codificación de la información también van a jugar un papel clave en la consolidación. Se sabe asimismo que las emociones influyen significativamente en el recuerdo, lo cual es posible gracias a la activación de la amígdala, que modula la interacción entre el hipocampo y otras áreas corticales, potenciando el recuerdo de eventos con carga emocional.

Hoy día pues, sabemos que la memoria es producto de la confluencia de mente y cerebro, de lo psicológico y lo neurobiológico, de lo voluntario y lo involuntario, una danza entre lo cognitivo y lo emocional, todo en un constante rodar que no la limita a ser un archivo pasivo, teniendo la capacidad de modificarse a lo largo del tiempo, fortaleciendo o desvaneciendo sus huellas o trazos.

Tal vez sea esta magia o aura de misterio y complejidad que envuelven a la memoria lo que explicaría la fascinación de los cineastas con la amnesia. O quizá simplemente se deba a que las amnesias dan lugar a tramas interesantes, permitiendo construir historias llenas de giros inesperados y personajes que luchan por recuperar una parte esencial de sí mismos.

Sea como sea, el cine nos ha ofrecido muchas versiones o tipos de amnesia, desde la amnesia anterógrada de Dory y de Leonard Shelby, la amnesia retrógada de Jason Bourne, la amnesia lacunar/transitoria de los protas de Resacón en las Vegas (inducida por "factores externos", todo sea dicho) o la amnesia disociativa de Evan en Efecto mariposa.


Imágenes extraídas de la película Resacón en las Vegas. Altas cantidades de drogas y alcohol pueden provocar amnesia lacunar al alterar temporalmente el funcionamiento del hipocampo, región clave para la consolidación de los recuerdos. 


En Your Name, la película de la que os hablaba al principio y entorno a la cual gira este artículo, los dos protagonistas sufren de una misteriosa amnesia selectiva que afecta a las experiencias que compartieron juntos, por lo que no pueden recordarse mutuamente después de sus interacciones, olvidando incluso el nombre del otro. No es una amnesia orgánica ni psicógena, sino simplemente mágica o explicada dentro de la ficción, pero por sus características nos permite igualmente establecer algunas analogías neuropsicológicas entre lo que sucede en la película y lo que sabemos sobre el funcionamiento de la memoria humana.


Taki y Mitsuha, protagonistas de la película Your Name.


Con motivo de dicha amnesia del uno para con el otro, los dos protagonistas sufren una incómoda sensación de pérdida intangible y experimentan un vacío inexplicable, pues pese a que no consiguen evocar recuerdos vívidos de las experiencias que compartieron, a través de ellas establecieron un vínculo emocional intenso que nunca llegó a desaparecer y que trasciende los límites de la memoria consciente.

A lo largo del filme, la memoria emocional es el motor que impulsa y la brújula que guía a los protagonistas hacia su destino, trascendiendo las barreras del tiempo y el espacio. Cuando en la escena final los protagonistas se cruzan en el metro, experimentan una fuerte sensación de familiaridad y logran reconocerse. Se genera entonces un despertar emocional que resurge desde el inconsciente y cierra el círculo, dotando de sentido y culminando de forma conmovedora una obra maestra que nos enseña como dos personas descubren que se aman sin recordar haberse visto antes, todo gracias a un trazo mnésico residual potenciado por la fuerza de los lazos emocionales que forjaron en el pasado.


Los protagonistas experimentan una conexión emocional intensa y una fuerte sensación de familiaridad cuando se cruzan en el metro de Tokyo, a pesar de no recordar explícitamente los eventos que los unieron.

Este encuentro encapsula la idea de cómo las emociones influyen en la cognición, en este caso la memoria, y nos recuerda algo muy importante: las capacidades cognitivas humanas, desde la memoria a la toma de decisiones, vienen fuertemente moduladas por los sentimientos.

Dicha sensación o efecto de familiaridad que se activa en la escena final respondería a uno de los dos subcomponentes de la memoria de reconocimiento, acogiéndonos al modelo de doble proceso (dual-process model).

Resumo ambos subcomponentes a continuación:

1. Familiaridad (sensación de saber o knowing): La sensación de que algo o alguien es conocido, aunque no se pueda ubicar en un contexto concreto. Se relaciona a nivel anatómico con la corteza perirrinal.

2. Recuperación contextual (recollection): La capacidad de recordar detalles específicos situados en un contexto espacio-temporal. Se relaciona a nivel anatómico con el hipocampo, entre otras estructuras de la red de la memoria episódica. Podría asemejarse al concepto de reminiscencia que proponía Aristóteles.

En la vida real, que identifiquemos a alguien como visto previamente va a depender de estos dos procesos, que pueden coocurrir de forma independiente, aunque en principio el efecto de familiaridad es más rápido o automático, mientras que la recuperación contextual podría requerir más esfuerzo voluntario de ser necesaria, por ejemplo para acabar de recordar de qué conocemos a esa persona exactamente (dónde y cuándo la conocimos, el contexto). Según estudios de casos clínicos, estos dos componentes pueden llegar a disociarse ante lesiones selectivas, por ello los partidarios del modelo de doble proceso postulan que el sustrato neural es distinto para ambos componentes, si bien eso no excluye que podría haber cierto solapamiento anatómico.

En nuestros tests neuropsicológicos para evaluar la memoria de reconocimiento también participarían estos dos subcomponentes, de manera que el paciente puede identificar un elemento previamente visto ya sea porque al verlo consigue recordarlo vívidamente en su contexto, o bien porque le resulta familiar.


Ensayo de reconocimiento de la Figura Compleja de Rey, una de las pruebas neuropsicológicas más conocidas y utilizadas para evaluar la memoria episódica visual.


En este tipo de paradigmas de memoria de reconocimiento basados en una respuesta dicotómica (sí/no), cuando la respuesta del paciente viene guiada por un juicio de familiaridad, que no tanto por un auténtico recuerdo contextualizado, hay más probabilidad de fallar o de seleccionar un distractor que resulte similar, cometiendo lo que llamamos un "falso reconocimiento" o falso positivo. Estos juicios de familiaridad siguen un modelo de detección de señales (signal detection model), donde el examinado clasifica los ítems como old (ya visto) o new (no visto) mediante una decisión binaria (yes/no) y en base a su criterio subjetivo k, dentro de un continuo de evidencia de familiaridad. La decisión se realiza según la posición relativa de la evidencia respecto a este criterio, lo que puede llevar a errores como los falsos positivos cuando un distractor resulta suficientemente familiar.


Modelo clásico de detección de señales.


Es importante tener en cuenta que también pueden producirse falsos reconocimientos debido a un estilo de respuesta liberal/impulsivo (sesgo de respuesta positivo o aquiescente), es decir, por fallo en los procesos de verificación del recuerdo o toma decisional (relativos al criterio subjetivo k), de manera que aspectos amnésicos y disejecutivos pueden entremezclarse para dar lugar a un outcome realmente difícil de interpretar a nivel clínico, ya que los problemas mnésicos pueden quedar enmascarados tras esa "contaminación ejecutiva". Os dejo por aquí un artículo que habla justamente de esto.

Por último, me gustaría acabar con la siguiente reflexión: no es lo mismo olvidar que no poder recordar. Podemos decir que no recordamos algo, pero es difícil afirmar con seguridad que lo hemos olvidado, ya que quizá haya algo que nos pueda ayudar a reconstruir o reactivar ese trazo de memoria que parecía perdido o inaccesible por activa.

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2 comentarios:

  1. Me parece una idea muy buena poder comentar el mundo de las funciones neurocognitivas de esta forma más relajada. Enhorabuena Enric.

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